Los guardianes del Puerto de Pandetrave

Durante veinte días conviví con pastores en el Puerto de Pandetrave, en la montaña leonesa. No fui a buscar paisajes, sino a observar la vida diaria de quienes conducen sus rebaños a los puertos de verano. Hombres y mujeres que mantienen viva la trashumancia, un oficio milenario que sostiene los ecosistemas y resiste al olvido.
Esta exposición muestra una jornada completa: el alba, el movimiento del ganado, el calor del mediodía, la pausa breve y la calma al atardecer. Es un relato visual del esfuerzo cotidiano y del vínculo entre el ser humano, el animal y la tierra.Quise retratar la dignidad de un oficio que casi nadie ve. Los Guardianes del Puerto de Pandetrave son presente: quienes, pese al abandono institucional, cuidan la montaña y permiten que la vida florezca.