Trashumancia en familia: educar en naturaleza, historia y sostenibilidad… caminando juntos

Hay aprendizajes que no caben en un aula. Hay conocimientos que no se leen en un libro. Hay experiencias que solo se entienden cuando se viven, cuando se sienten, cuando se caminan. La trashumancia —esa práctica milenaria de mover los rebaños entre pastos de invierno y de verano— está volviendo, no solo como modelo ganadero sostenible, sino como experiencia educativa, cultural y familiar. Y lo está haciendo por la puerta grande: la del corazón. Porque pocas cosas unen más que caminar en grupo, cuidar juntos de los animales, descubrir el entorno con los cinco sentidos y compartir silencios que también enseñan. Te lo advierto, este artículo no es una guía. Es una invitación. Una invitación a dejar el coche. A ponerse una gorra. A agarrar la mano de tu hijo, de tu madre, de tu pareja. Y a caminar, sin prisa, tras los pasos de un rebaño. Aprender haciendo, aprender sintiendo Imagina a un grupo de niños y niñas observando cómo se ordeña una oveja. Escuchando de boca del pastor historias que no salen en los cuentos. Aprendiendo a leer el cielo. A distinguir un tomillo de una salvia. A seguir huellas en el barro. A cuidar. La trashumancia, cuando se abre a las familias y a la escuela, se convierte en una aula viva y abierta, donde se entrelazan: Biología y geografía Historia y sostenibilidad Convivencia y emoción Movimiento y memoria Los aprendizajes no son abstractos, sino encarnados. No se repiten: se descubren. Y eso deja huella. En el niño. En la madre. En el territorio. Un camino para caminar en familia Hoy, en muchas regiones de todo el territorio, se organizan actividades diseñadas para compartir en familia. No hace falta experiencia. Solo curiosidad. Acompañar a un rebaño durante una mañana, una jornada o una ruta completa. Visitar una majada y ver dónde duermen los pastores. Aprender a hacer queso con leche recién ordeñada. Escuchar cuentos y leyendas que se han transmitido caminando. Jugar a juegos tradicionales que huelen a madera, barro y lana. Lo que empieza como una excursión termina siendo una historia que se cuenta en casa, en clase, en los recuerdos. Educación lenta, profunda y conectada En tiempos de pantallas, inmediatez y estimulación constante, la trashumancia propone otra cosa: educar en lo esencial. El valor del esfuerzo y la espera. El respeto por los animales. La escucha activa del entorno. La paciencia como sabiduría. La cooperación como forma de avanzar. Caminar junto a un rebaño nos recuerda que no todo puede acelerarse. Que hay ritmos —el del sol, el del cuerpo, el del ganado— que enseñan sin decir palabra. Volver a tocar la tierra Muchos niños y niñas hoy no saben de dónde viene la leche. O qué es una bellota. O cómo huele un campo al amanecer. La trashumancia les devuelve esas preguntas… y también las respuestas. Participar en una jornada trashumante no es solo didáctico: es emocional. Es poner nombre a lo que sentían pero no sabían cómo expresar. Es decir “me gusta esto” sin saber aún por qué. Y es abrir la puerta a una relación distinta con el territorio, con lo rural, con la vida. Sembrar futuro: contra el olvido y el despoblamiento Uno de los mayores retos del medio rural hoy es el relevo generacional. Las escuelas trashumantes y las rutas familiares no son solo ocio o turismo educativo: son semilleros de futuro. Acercan a las nuevas generaciones a oficios en extinción. Dan valor a saberes invisibles. Permiten que niñas y niños urbanos se imaginen otra forma de vida. Refuerzan la autoestima de quienes viven y trabajan en el medio rural. Muchos jóvenes que hoy cursan estudios ambientales, veterinarios o agroecológicos han vivido, en su infancia, alguna experiencia de este tipo. Algo se despertó allí. Algo quedó latiendo. Experiencias que cambian (y que vuelven) Quien vive una experiencia trashumante en familia rara vez se queda en una. Repite. Recomienda. Regresa. Porque sabe que no es solo una actividad: es una forma de estar juntos. De compartir. De escuchar. De hacer tribu. Para muchas familias, estos espacios se convierten en parte de su vida. En un anclaje a lo esencial. En una tradición nueva que suena a antigua. Y que, sin embargo, sigue viva. ¿Cómo empezar? La mejor forma de iniciarse en la trashumancia familiar es explorar con calma y confianza. No necesitas saber todo. Solo tener ganas. En nuestra web encontrarás propuestas variadas, pensadas para todos los públicos: Desde rutas suaves de unas horas hasta campamentos trashumantes. Talleres puntuales de fin de semana o experiencias inmersivas de varios días. Actividades adaptadas a diferentes edades, intereses y niveles físicos. Aquí, cada familia encuentra su propio paso. ¿Y la escuela? Cada vez más centros educativos —rurales y urbanos— están incluyendo la trashumancia en sus proyectos curriculares y de educación ambiental. No es casualidad: este tipo de aprendizaje integra conocimientos, habilidades, valores y emociones. Y responde a preguntas esenciales: ¿Cómo nos relacionamos con la tierra? ¿Qué saberes merecen ser transmitidos? ¿Cómo educamos para la cooperación y el respeto? ¿Qué mundo estamos mostrando a quienes vienen detrás? Algunas comunidades autónomas ya han incluido la trashumancia en sus materiales oficiales. Otras lo están explorando. Lo que está claro es que hay un camino por andar. Y se anda mejor en grupo. Cierra los ojos e imagina… Una niña corre detrás de una oveja entre robles. Un padre aprende a hacer cuerdas con lana cardada. Una madre escucha, por primera vez en años, el silencio real. Un abuelo cuenta cómo era “cuando él era niño”. Un adolescente ayuda a encender el fuego con orgullo. No hay pantallas. No hay prisas. Solo una sensación: estamos aprendiendo, juntos. Una invitación abierta La trashumancia no es solo para pastores. Es para quienes buscan aprender caminando. Para quienes educan con el ejemplo. Para quienes creen que el futuro también se siembra con historias, con barro y con miradas compartidas. En www.caminostrashumantes.com encontrarás ideas, propuestas y caminos por explorar. Porque a veces, lo más valioso no es a dónde vamos… Sino
Cine de Verano 2025 en Salamón: Una mirada a la trashumancia y la naturaleza

Del 14 al 17 de agosto, la plaza del pueblo de Salamón se convertirá en una sala de cine para disfrutar del Cine de Verano 2025, un evento gratuito dedicado a explorar y celebrar la trashumancia y su cultura a través de documentales de gran valor visual y narrativo. Este ciclo ha sido organizado por Caminos Trashumantes junto con la Junta Vecinal de Salamón, y cuenta con el apoyo de instituciones como el Ministerio de Industria y Turismo, la Junta de Castilla y León y la Unión Europea, a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. 📅 Programación del Cine de Verano 2025🕖 Todos los días a partir de las 19:00 h📍 En la plaza del pueblo de Salamón🎟️ Entrada gratuita Jueves, 14 de agosto🎥 VEUS TRANSHUMANTSVersión original con subtítulos en castellanoUn viaje íntimo a través de las voces de quienes viven y preservan la trashumancia. Viernes, 15 de agosto🎥 BARBACANA: La huella del loboUna reflexión sobre la coexistencia entre el lobo y la ganadería extensiva en la península ibérica. Sábado, 16 de agosto🎥 IBERIA, naturaleza infinitaUn documental visualmente impresionante que retrata la biodiversidad y la majestuosidad del paisaje ibérico. Domingo, 17 de agosto🎥 BABIA: Escuela de pastoreo🎥 Las huellas del pastoreo en la alta montaña de Babia (León)Una jornada doble que rinde homenaje al saber ancestral del pastoreo y su impacto en la montaña leonesa. ℹ️ Más información📞 639 341 270📧 belen.caminostrashumantes@gmail.com🌐 caminostrashumantes.com Este evento es una excelente oportunidad para reconectar con las raíces rurales, reflexionar sobre la sostenibilidad y disfrutar de las noches de verano. ¡No te lo pierdas!
Viajar con los pasos del rebaño

Una invitación a descubrir la trashumancia desde dentro Hay viajes que no se miden en kilómetros, sino en conversaciones. En paisajes que se abren sin previo aviso. En noches sin cobertura y cielos infinitos. Viajes que no aparecen en buscadores, pero que una vez vividos, ya no se olvidan. Así es el viaje trashumante. No se trata de un destino. Es un modo de avanzar. De mirar el paisaje con otros ojos. De entender que, antes que turistas, fuimos caminantes. Que hubo un tiempo —y aún lo hay— en el que los caminos no llevaban a hoteles, sino a pastos. A refugios. A encuentros. La trashumancia es una tradición ancestral, sí. Pero también es una forma de vida, de resistencia, de conexión con lo esencial. Cada año, hombres y mujeres conducen sus rebaños a través de montañas, valles, pueblos y cañadas milenarias. A pie, al ritmo de los animales, siguiendo los ciclos de la tierra. Pero no están solos. Cada vez más personas se suman a esta travesía. Algunas durante unas horas. Otras durante días. Algunos vienen por curiosidad, otros buscando respuestas. Y todos se llevan algo que no esperaban encontrar: una historia que contar. Un silencio que no sabían que necesitaban. Un vínculo con la tierra y con quienes la habitan. Caminar despacio es otra forma de viajar Imagina seguir los pasos de un rebaño bajo el cielo de otoño. Compartir camino con quien conoce el nombre de cada fuente, de cada piedra, de cada árbol. Escuchar cómo se organiza una jornada de pastoreo. Dormir en mitad del campo. Aprender a distinguir una huella, a hilar lana, a preparar un queso con leche recién ordeñada. Aquí no hay prisa. No hay pantallas. Hay caminos que cruzan siglos. Hay historias que no están escritas, pero se cuentan al calor del fuego. Una experiencia que deja huella (en ti, no en el entorno) La trashumancia no es solo ganadería. Es paisaje, es cultura, es ecología en movimiento. Participar de ella, aunque solo sea unos días, es comprometerse con un modelo de vida sostenible. Es ayudar a conservar un patrimonio que camina. Que migra. Que resiste. Porque cuando acompañas un rebaño, no solo avanzas por una ruta: atraviesas una forma de entender el mundo. Y lo haces de la mano de quienes han hecho del cuidado del territorio una forma de sabiduría. Para quienes buscan algo más que un viaje ¿Te gusta la naturaleza?¿Te atraen los paisajes abiertos, la vida sencilla, la historia viva?¿Sientes que te falta algo que no puedes nombrar, pero tal vez encuentres entre animales, caminos y conversación sincera? Entonces este viaje es para ti. No necesitas experiencia. Ni botas de montaña profesionales. Solo ganas de abrir los sentidos, de dejarte llevar, de formar parte —por un rato— de una historia mucho más grande. Un primer paso: explorar En CAMINOS TRASHUMANTES no te damos un mapa, sino la llave de un camino.Un camino que está vivo. Que se transforma. Que te espera. Descubre qué es el turismo trashumante.Lee, escucha, observa… y si algo resuena en ti, no lo ignores. Hay caminos que no se pueden explicar.Solo se pueden andar. Explora. Descubre. Participa.👉 www.caminostrashumantes.com
Checa, primera parada de Caminos Trashumantes

Programación Viernes 8 de agosto 11:30 Actividad escolar de Educación Ambiental en la Espineda impartida por Pablo y Nerea estudiantes de Ciencias Ambientales de la UMH. Cielo de los Pastores 22:30 Observación e interpretación de las estrellas de la mano del observatorio Estrella Errante Sábado 9 de agosto (11:00 – 14:00) (17:00 – 20:00) Taller etnográfico lanar-musical a cargo de Amigos de Rusadir 12:00 Demostración de las diferentes técnicas de esquileo en la plaza del Ayto. con maquinaria antigua a cargo de J.M. Mondaray El Yantar 13:00 Ponencia de Francisco Burillo “La trashumancia Celtibérica desde los Montes Universales al alto Guadalquivir” Domingo 10 de agosto 08:00 Acompañamiento al rebaño desde la Portera y llegada al Prao Cañete a cargo de Enrique Teruel, pastor de Las Chapas de Vaqueros, C.B. 10:00 Almuerzo popular en el Prao Cañete para los asistentes (Plazas limitadas) y sorteo de queso Manchego (11:00 – 14:00) (17:00 – 20:00) Taller etnográfico lanar-musical a cargo de Amigos de Rusadir
Retratos trashumantes: historias de pastores del siglo XXI

Detrás de cada rebaño trashumante hay algo más que animales en movimiento: hay personas, hay memoria viva, hay pasión. En un mundo acelerado y urbanizado, todavía existen hombres y mujeres que deciden seguir el compás lento y ancestral de los caminos ganaderos que un día siguieron nuestros ancestros. Son los pastores y pastoras del siglo XXI, guardianes de una cultura en peligro, pero también pioneros de una forma alternativa y sostenible de entender la vida. Lejos de ser una reliquia del pasado, la trashumancia sigue muy viva gracias a personas resilientes, apasionadas por la naturaleza, por los animales y por un modo de vida que desafía las lógicas del mercado y las imposiciones del reloj. En muchos casos, han reinventado la tradición: combinan el legado de sus mayores con las herramientas del presente. Usan GPS y aplicaciones móviles para trazar rutas o consultar el tiempo, graban vídeos en redes sociales para divulgar su día a día y atraer a curiosos, viajeros o incluso futuros aprendices del oficio. Como Lidia, joven ganadera en la Sierra de Gredos que aprendió el arte de pastorear con su abuelo. Hoy dirige con orgullo una pequeña explotación de ovejas merinas y ha convertido su actividad en una propuesta educativa para familias y escolares. Organiza jornadas de puertas abiertas, rutas guiadas y talleres de esquileo y queso para quienes quieren conocer de cerca el oficio. O Ismael, pastor extremeño que cada año recorre más de 500 km a pie, desde el sur hasta las montañas de León. A través de sus redes, muestra paisajes espectaculares, escenas cotidianas, dificultades logísticas y momentos de profunda conexión con la tierra. Ha logrado generar una comunidad digital que acompaña virtualmente su trashumancia. También están los nuevos pastores, personas que no nacieron en el campo pero han decidido cambiar de vida. Arquitectos, maestros o informáticos que descubrieron en la ganadería extensiva una forma de vida más coherente con sus valores. Las escuelas de pastores, presentes en lugares como Asturias, Castilla y León, Andalucía o el Pirineo, están formando a esta nueva generación con una mirada holística: saberes tradicionales, manejo del ganado, bienestar animal, comercialización directa, comunicación digital y sostenibilidad. Para quienes aman el turismo de naturaleza, la posibilidad de acompañar a un rebaño trashumante durante uno o varios días es una experiencia transformadora. No se trata solo de caminar por cañadas milenarias, sino de escuchar historias junto al fuego, aprender a interpretar huellas en el suelo, cuidar de los animales, madrugar con el canto de los pájaros y descubrir otra forma de medir el tiempo. La trashumancia se convierte así en una experiencia de turismo vivencial, ideal para senderistas, fotógrafos, familias o simplemente personas que buscan reconectar con lo esencial. Cada paso, cada descanso, cada conversación con el pastor se convierte en una lección de vida. ¿Sabías que…? Algunas rutas trashumantes están diseñadas como experiencias turísticas: incluyen acompañamiento de pastores, interpretación del paisaje, alojamiento en ventas históricas y degustación de productos locales como queso de oveja o miel trashumante.
Cañadas Reales: las autopistas verdes de la historia que hoy invitan a caminar

(Historia, ecología y turismo en los caminos trashumantes de España) Mucho antes de que se construyeran autopistas o líneas de tren, la Península Ibérica ya contaba con una vasta red de caminos que conectaban montañas y campiñas, pueblos y pastos: las cañadas reales. Estas antiguas rutas ganaderas, aún visibles en muchos territorios, no solo fueron esenciales para la economía de la lana en la Edad Media, sino que hoy emergen como corredores ecológicos y turísticos con un enorme potencial. En este artículo te llevamos por su historia, su valor ecológico y sus rutas más impresionantes. ¿Qué son las cañadas reales? Las cañadas reales son vías pecuarias, es decir, caminos legalmente reservados para el paso del ganado trashumante. Su anchura legal puede alcanzar los 75 metros y están reconocidas por la legislación española desde el siglo XIII. A lo largo del país existen más de 125.000 kilómetros de estas rutas, que forman un entramado de cañadas, cordeles y veredas. Pero no son simples caminos: son espacios vivos donde convergen historia, cultura, ecología y vida rural. Origen histórico: del can(n)ata al Honrado Concejo de la Mesta La trashumancia —el desplazamiento estacional de los rebaños— se practicaba ya en tiempos prerromanos. Romanos, visigodos y musulmanes la organizaron localmente, pero fue durante la Edad Media cuando las cañadas tomaron forma como red nacional. El gran impulso llegó en 1273, cuando el rey Alfonso X el Sabio, aglutinó las distintas agrupaciones de ganaderos en el Honrado Concejo de la Mesta, reconociendo legalmente las cañadas reales como vías protegidas. El comercio de la lana se convirtió en pilar de la economía castellana, y la trashumancia en una estructura vertebradora del territorio. Interesantemente, las primeras mestas eran asambleas abiertas donde incluso las mujeres con más de 50 ovejas tenían derecho a voto. La ciudad de Soria fue epicentro de esta organización ganadera. Las cañadas como patrimonio ecológico y cultural Hoy sabemos que las cañadas no solo fueron útiles para el ganado: también son corredores ecológicos. Sirven como pasillos verdes que permiten el desplazamiento de fauna silvestre, la dispersión de semillas y la conexión de espacios naturales protegidos. A lo largo de estas rutas encontramos vestigios de arquitectura tradicional (ventas, majadas, abrevaderos), topónimos antiguos, leyendas y costumbres. Muchas comunidades han mantenido viva la memoria oral asociada a las trashumancias anuales. Un patrimonio en riesgo Sin embargo, el abandono rural, la expansión urbana y la intensificación agraria han supuesto un duro golpe para estas rutas. Muchos tramos se han perdido bajo asfalto, urbanizaciones o cultivos intensivos. En algunos casos, su trazado es irrecuperable; en otros, aún hay tiempo para proteger, señalizar y reactivar. Hoy: caminos para el turismo, la educación y la sostenibilidad Afortunadamente, las cañadas están siendo redescubiertas como recursos para el turismo sostenible, la educación ambiental y el senderismo. Diversas entidades han señalizado rutas, desarrollado actividades interpretativas y organizado eventos de rebaños trashumantes por tramos históricos. Estas rutas no solo permiten caminar entre paisajes de gran belleza: también ofrecen al visitante una experiencia de inmersión cultural, una forma de reconectar con el mundo rural y una oportunidad de apoyar economías locales. 5 rutas imprescindibles para conocer las cañadas reales ¿Por qué debemos recuperarlas? Las cañadas reales son más que huellas del pasado. Son caminos para el futuro. Conectan a pastores y caminantes, a fauna salvaje y pueblos despoblados, a saberes antiguos y nuevas formas de habitar el territorio. Recuperarlas es mucho más que restaurar un camino: es reactivar un sistema completo de vida rural, de economía sostenible y de cultura viva.
Trashumancia y Biodiversidad, Una Alianza Milenaria

En un tiempo donde la biodiversidad está en declive global, la trashumancia representa una aliada inesperada y poderosa para la sostenibilidad medioambiental. Lejos de ser una reliquia del pasado, esta práctica ancestral es un verdadero motor de vida para los ecosistemas. Durante su recorrido, los rebaños trashumantes recorren miles de kilómetros a través de cañadas y cordeles, creando un mosaico cambiante de pastos, flores, insectos y microorganismos. El paso de los rebaños abre claros en la vegetación, favorece la presencia de aves esteparias, nutre a especies carroñeras y mantiene el equilibrio entre depredadores y presas. Allí donde pasta el ganado, la fauna silvestre encuentra refugio, alimento y continuidad ecológica. Por su parte, el que los rebaños cambien sus zonas de pastos en función de las estaciones y la disponibilidad de alimento, evita la sobreexplotación de zonas concretas, favorece la regeneración vegetal y dispersa semillas a lo largo del territorio, creando unos paisajes profundamente sostenibles. Paisajes que han sido modelados durante siglos por el paso del ganado y del ser humano y en los que muretes de piedra, majadas, abrevaderos y cañadas hoy forman parte de un patrimonio cultural y ecológico inseparable. De este modo, la ganadería extensiva y trashumante reduce emisiones, preserva suelos fértiles, evita incendios y contribuye al secuestro de carbono, lo que, frente a los modelos intensivos e industriales, la convierte en una alternativa climática real. Desde el punto de vista medioambiental, defender la trashumancia es defender un modo de relación respetuosa con el territorio, es apostar por una biodiversidad en movimiento, conectada, rica y resiliente.
Caminos Trashumantes elige Salamón, para el día de su presentación

¿Sabías que Salamón, una pintoresca localidad de la provincia de León, solamente tiene un habitante en invierno? Sí, Salamón, no Salomón, que por pocas personas que habiten en ella, tampoco es plan de cambiarle el nombre… Porque, además, si buscas correctamente en Google el lugar, verás lo lleno de historia y cultura que está. Y, es que, en verano, se llena de vida: no solamente abundan en sus calles vecinos que regresan para disfrutar del buen tiempo, sino que hay otros habitantes que se pueden reconocer fácilmente por su sonido tintineante, al caminar: la llegada del rebaño, de Fundación Monte Mediterráneo. Allí, entre el pueblo y el puerto de Las Pintas, conviven las ovejas trashumantes, aprovechando los pastos y siendo las protagonistas, pues nadie quiere perderlas de vista; por eso se celebran numerosos eventos, donde ellas son el centro de atención… lo que da lugar en esta ocasión, a la noticia de que allí tuvo lugar nuestra presentación: Caminos Trashumantes, en el Ecomuseo de la Lana Merina contó, las ideas por las que el proyecto surgió. El 20 de junio 2025, a las personas que nos acompañaron en el recinto, le expusimos de Caminos Trashumantes los objetivos y las líneas de trabajo; y, que, por el Ministerio de Industria y Turismo, nuestro proyecto estaba regulado (Programa Experiencias Turismo España, convocatoria 2023). Por cierto, se me olvidaba, cuando vimos que la presentación acababa, le dijimos a la gente que no se marchara, que un paseo hasta Las Pintas daríamos, para interpretar el paisaje que veíamos. Menos mal que, tras todas las pendientes, cuando llegamos, nos recibieron increíblemente. Un descanso para la bebida y el picoteo… y, así, el paseo luego cuesta abajo, no nos costó tanto trabajo. Y, sin más dilación, les invito a que hagan clic en nuestra página web, en la parte de «Únete a la red» (https://caminostrashumantes.com/unete-a-la-red-de-caminos-trashumantes/); y, si tu iniciativa casa con la cultura trashumante, rellenes el formulario al instante, para que así puedas formar parte (y ser visible), de nuestro Club de Producto Turístico Sostenible. Ah, y se te pica la curiosidad y el resto de secciones quieres visitar, la bienvenida te vamos a dar… Que no se te olvide, si alguna duda tienes, siempre, a nuestro correo, escribir puedes. ¡Gracias, Salamón, porque, cada año, en los meses estivales, me siento tan acogida que, de esta pedanía, me da tristeza iniciar mi partida! Fuente: Fundación Mediterraneo
Presentación de Caminos Trashumantes en la Fiesta de la Trashumancia de Prioro: 21 junio 2025

Presentación de Caminos Trashumantes en la Fiesta de la Trashumancia de Prioro: 21 junio 2025 Fuente: Fundación Mediterraneo
Caminos Trashumantes: Una Red que camina por el pasado y abre senda al futuro

¿Qué es la trashumancia y por qué es importante? En el corazón de la Península Ibérica, donde las cañadas reales, cordeles y veredas dibujan rutas milenarias, nace Caminos Trashumantes, una plataforma digital para reconectar a la ciudadanía con la trashumancia, práctica ancestral que ha sostenido territorios, economías rurales y cultura pastoril durante siglos. La trashumancia no es solo historia: es patrimonio cultural inmaterial de la humanidad (UNESCO) y una herramienta viva frente a los desafíos del presente. ¿Por qué ahora? En un momento de crisis climática, despoblamiento rural y desconexión entre campo y ciudad, la trashumancia emerge como una respuesta resiliente y sostenible. Hoy estos caminos están amenazados, pero Caminos Trashumantes quiere devolverles visibilidad y futuro. ¿Qué encontrarás en la plataforma Caminos Trashumantes? Para ganaderos y habitantes rurales Para ciudadanos urbanos Caminar hacia el futuro Caminos Trashumantes no es nostalgia, es futuro. En tiempos de emergencia climática, esta práctica ancestral se revela como una solución regenerativa y sostenible. Únete, participa, camina. Porque los caminos no se pierden si se andan.